Graham Douglas
En un país donde la guerra interna lleva casi seis décadas, la mentira es otra arma para protegerse y proteger a otros. Develarla es peligroso. Un exguerrillero, cuyo sus ideales no pudo hacer realidad abandona esa vida armada. Y su mundo se desmorona cuando, años después, empieza el frío y duro trabajo de enfrentar el pasado que vivía dentro de él y a su familia.
Sobre esta realidad que parece inamovible en un país – su país – donde el proceso de paz no ha finalizado el conflicto, Camila Rodriguez ha realizado una película íntima y desgarradora: “En cenizas”. Una película hecha sobre las cenizas de una familia destruida por la guerra interna y donde no existe un fénix que se levante gloriosamente de la lucha.
Como ha ocurrido con películas anteriores y su otro trabajo (que incluye películas, instalaciones y fotografía), esta trata sobre las tensiones en grupos cercanos, a menudo familias.
Su trabajo generalmente está inspirado en una historia real o un personaje real. A veces una experiencia personal, pero otras veces es una historia de otros. Dice: “Trato de ser honesta, así que si voy a trabajar con alguien, paso mucho tiempo para conocer la gente y tratar de entender su situación, su tiempo, su forma de ver esa realidad. Mi primera película es sobre personas en un hogar de ancianos y, por supuesto, nunca viví en una, pero trabajé durante seis años en una e intenté entender su mundo antes de hacer esa película”.
Me conmovió bastante la película, a pesar de jamás haber experimentado un conflicto civil: el oscuro y opresivo interior y los sentimientos oscuros que evoca podrían representar vidas dañadas por el abuso infantil o el abuso de alcohol y drogas, los años perdidos, los seres divididos. En ese sentido tiene la sensación de que es universal, aunque no representa la violencia del conflicto civil, solo sus efectos destructivos en una familia.
Hablamos juntos después de la presentación de la película en en el Festival de Cine DocLisboa de este año. Y esto fue lo que le contó a The Prisma.
Usted dijo en el cine que la gente debería responder a sus sentimientos observándolos, y empecé a sentirme muy triste y oprimido, y al final parecía que la película estaba comunicando una sensación de vergüenza, vergüenza tóxica.
Sí, creo que es correcto. Realmente creo que las personas en el cine deben permitirse sentir. Esta película es la historia de un hombre que formó parte de uno de los grupos guerrilleros en los años 70, y ahora tiene que vivir las consecuencias, para él y para su familia. La película ocurre cuando este tipo tiene que verse cara a cara con su viejo yo. Porque tuvo que cambiar su identidad dos veces, cuando se unió a la guerrilla, y nuevamente cuando decidió irse, y durante mucho tiempo ha tratado de mantener esta parte de su vida en secreto. Y la película trata sobre él aceptando su pasado, porque su pasado es parte de él. Y es por eso que se vuelve más abierto y emocional hacia estos seres pasados ??cerca del final de la película, y quiere hacer las paces con ellos. Porque al final de la película cuando ha perdido a su familia, descubre que solo se tiene a sí mismo y en ese momento comienza a aceptarse a sí mismo, su historia, sus acciones, sus decisiones. Entonces, para mí, es una película que retrata un momento triste, pero también un momento hermoso, porque cuando te aceptas a ti mismo y a tu historia, tienes la oportunidad de renacer.
Es importante entender que se unió a la guerrilla porque creía en la posibilidad de crear un mundo nuevo con más igualdad. En este mundo hay personas con mucho dinero y muchas otras que realmente no tienen nada. No solo en Colombia, sino en otros países, y esa desigualdad no se puede creer.
Pero más tarde las cosas cambiaron, y la guerrilla en Colombia comenzó a usar el narcotráfico para recaudar dinero, y perdió su coherencia. Y comenzaron a hacer cosas extremadamente violentas, por lo que decidió irse. La película trata sobre la experiencia de este hombre en la lucha revolucionaria que vivió, trata sobre sus ideales y cómo no pudo hacerlos realidad, trata sobre cómo, después de algunos años, esta parte de su vida regresó y lo hizo pagar las consecuencias.
En la película, muestra a una persona que tiene que enfrentar su propio pasado. ¿Cree que Colombia también tiene que hacer eso?
Sí, no solo Colombia. Es importante estar cara a cara con su historia, aceptarla y asumir las consecuencias, porque en ese proceso nace la posibilidad de hacer un futuro diferente.
Pero, por lo general, los que están en el poder no están interesados ??en este tipo de proceso, porque fueron parte de toda esta violencia y quieren ocultarla. Actualmente la situación colombiana es muy complicada porque en teoría el gobierno tiene un proceso de paz con la guerrilla.
Pero cada semana dos o tres líderes sociales son asesinados, y no pasa nada, el gobierno no tiene respuestas y, al mismo tiempo, la desigualdad parece empeorar, la gente todavía tiene una educación deficiente y malas condiciones sociales. Entonces creo que aún estamos repitiendo el círculo de violencia, tal vez porque la historia real no ha sido revelada y por ello es imposible hacer un proceso que nos permita cambiar algo.
¿Qué salió mal con el proceso de paz?
Que la gente no tiene la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Todos solo piensan en sus propios intereses y de esta manera es imposible construir la paz.
Por un lado las víctimas de la guerra, intentan vivir el proceso, escribir sus recuerdos, porque ven que es importante para un proceso de curación. Por otro, puedes sentir que la guerra está regresando, con los líderes sociales asesinados.
Las personas que vivieron cerca de la guerra realmente quieren y necesitan paz, pero a una parte de las personas que tienen una vida cómoda en las ciudades y que solo vieron la guerra en la televisión, no les importa.
Cuando su esposa descubrió su secreto, ella lo dejó.
Para ella fue muy difícil, porque en un momento de su vida descubrió que su esposo mintió sobre su vida, que nunca supo quién era realmente y sintió que jamás tuvo la posibilidad de elegir si quería compartir eso con él, porque cuando descubrió la verdad, ya tenía dos hijas. En ese momento se creó un abismo entre ellos.
¿Fue una diferencia política entre ellos?
No, fue la mentira.
Me parece muy difícil y triste porque no fue una traición a su relación. Y su partida fue abandonar su vida como familia.
Esa es su percepción, ella no podía aceptarla, y mi trabajo en la película fue retratar sus sentimientos y los de él también, no juzgarlos. Puedo entender tu punto de vista, pero también puedo entender el de ella.
¿Hace cuánto tiempo ocurrió la ruptura?
Descubrió la verdad sobre 1985, pero debido a sus hijas, decidió quedarse hasta que hubieran crecido. En la película hay una escena en la que la familia está unida tratando de ser amable, pero está lloviendo a cántaros. Es un retrato familiar donde todos visten sus mejores ropas y sonríen y tratan de mostrar con su lenguaje corporal que todo es normal, que son felices, pero el que la lluvia entra en la casa, es una metáfora de la destrucción de la familia.
Usted utilizó imágenes de archivo fílmico en algunos pasajes.
Sí, usé algunos discursos del sacerdote Camilo Torres Restrepo, quien fue una influencia importante en el hombre cuando se unió a la guerrilla. Restrepo dejó la iglesia católica porque no podía entender cómo podía seguir repitiendo el discurso sobre amar a tu prójimo como a ti mismo cuando había tanta desigualdad e injusticia en la sociedad, y la Iglesia no protestó. Fue muy influyente en la universidad en la que fue estudiante.
¿En qué trabaja ahora?
En diferentes proyectos. Estoy escribiendo mi próxima película, que es una historia sobre una mujer cuya madre la había enviado lejos de su ciudad natal cuando era niña para vivir en la ciudad a causa de la guerra.
La película trata sobre el momento en que esta mujer decide regresar a su ciudad natal y se reúne con su madre, trata sobre la tensión entre las dos mujeres, sus dolores, su proceso y sobre lo que está sucediendo en esa ciudad después de la guerra, sobre cómo la gente encuentra diferentes formas de sobrevivir a la violencia.
(Traducido por Mónica del Pilar Uribe Marín) – Fotos de Fredy Sarria Martos y Camila Rodríguez Triana, suministradas por la entrevistada.